"Y así queda la Ciudad Dorada ennegrecida
Por cada paso que deis en mi Sala.
Maravillaos ante su perfección, pues es efímera.
Habéis traído el Pecado al Cielo
y la perdición al mundo entero."
-Threnodies 8:13, Cantar de la Luz
Las Ruinas son uno de los mayores males que padece Thedas casi desde los albores de los tiempos. Según lo que cuenta la Capilla y el Cantar de la Luz, su origen se remonta a siete antiguos magisters de Tevinter que lograron, mediante magia de sangre y numerosos sacrificios, entrar físicamente al Velo, reino de los espíritus y supuesto hogar del Hacedor, pues allí, en su centro, se encontraba la Ciudad Dorada, morada de los dioses. Pero con sus viles actos corrompieron la Ciudad Dorada, volviéndola negra, y se corrompieron a su vez a sí mismos, convirtiéndose en los primeros engendros tenebrosos, monstruos retorcidos y sombras de lo que una vez fueron. Los engendros tenebrosos inmediatamente se retiraron a las profundidades, donde crecieron en número, convirtiéndose en una plaga que arrasaba con todo lo que tocaban, envenenando a todo ser vivo. A esto se le llama la Corrupción.
Naturalmente, existen muchas versiones de este hecho. La Capilla enseña que las Ruinas, y lo que ello conlleva, no es más que el resultado de la inherente arrogancia de los hombres, y el castigo que se sufre por ello. No obstante, en Tevinter tienen una versión distinta, como no podía ser de otra manera: que los magisters obraron como lo hicieron influenciados por los Dioses Antiguos, dragones que antes de que se fundara la Capilla eran venerados en la antigua Tevinter. En efecto, parece que estos Dioses Antiguos algo tienen que ver, ya que una Ruina se produce cada vez que los engendros tenebrosos, ocultos bajo tierra, encuentran a uno de estos Dioses Antiguos, aprisionados según la Capilla por "desafiar al Hacedor en sus falsos cultos" y lo corrompen, convirtiéndolo en un Archidemonio. Este Archidemonio emerge a la superficie, junto a un ejército de engendros tenebrosos que comanda, para asolar a Thedas y sus habitantes.
La Primera Ruina
"Los Dioses Antiguos os llamarán
Desde sus prisiones antiguas cantarán.
Dragones con ojos crueles y corazones crueles
En alas ennegrecidas el engaño emprende el vuelo,
Los Primeros de Mis Hijos, perdidos en la noche."
-Silencio 3:6, Cantar de la Luz
La Primera Ruina tuvo lugar en el -395 de las épocas Ancestrales, antes de la creación de la Capilla. Independientemente de las versiones que puedan tener unos u otros sobre el origen de los engendros tenebrosos, estos aparecieron primero bajo tierra, asolando los reinos enanos y los Caminos de las Profundidades que los conectaban. Los engendros tenebrosos, a día de hoy, son una amenaza constante para los enanos, incluso si no hay Ruinas, pues merman sus territorios y su gente cada día más. Por entonces mucho del imperio subterráneo que tenían se perdió mientras los engendros horadaban cada vez más adentro, en busca de uno de los Dioses Antiguos. Al final de la Primera Ruina, tan sólo cuatro reinos enanos quedaron en pie, y hoy en día, tan sólo persisten dos: Orzammar y Kal-Sharok.
Se dice que los engendros tenebrosos han perdido su intelecto y son poco más que bestias que destruyen todo a su paso, tan sólo guiados por una "música" emitida por uno de estos Dioses Antiguos, que les llama y les da órdenes. Los engendros tenebrosos encontraron a Dumat, el Dragón del Silencio, y lo corrompieron en una versión grotesca de lo que fue, creando al primer Archidemonio. La Primera Ruina duró casi un siglo, y sus resultados fueron catastróficos, mermando no sólo el imperio de los enanos, sino también a Tevinter, que tras esto no volvió a ser más que la sombra de lo que una vez fue. No fue hasta la creación de los Guardas Grises, una orden dedicada por entero a erradicar a los engendros tenebrosos a toda costa, que se tuvo alguna esperanza de poder ver aquello acabar algún día. En la Batalla de las Llanuras Silenciosas, los Guardas Grises, junto con un numeroso ejército, finalmente dieron muerte a Dumat y los engendros tenebrosos volvieron de vuelta a las profundidades, desorganizados sin su guía.
Tras esta han habido cuatro Ruinas más, la última en el año 30 de la Edad del Dragón, presidida por el Archidemonio Urthemiel. Quedan otros dos Dioses Antiguos encerrados, no obstante, y otras dos Ruinas que pasar. Hay quienes creen que, si encuentran a los Dioses Antiguos antes que los engendros y les dan muerte antes de que estos últimos puedan corromperlos, ya no habrán más Ruinas. Pero la posibilidad de que algo así ocurra es prácticamente remota, siendo además que en las profundidades los engendros tenebrosos son innumerables cuando no hay Ruinas y es muy difícil no caer en batalla contra ellos o debido a la Corrupción, incluso para grupos veteranos de Guardas Grises, a los que se les presupone inmunes a la Corrupción debido a un ritual secreto que realizan.
Efectos de la Corrupción
Aquellos que entran en contacto con los engendros tenebrosos lo suficiente corren el riesgo de convertirse en ghouls, y a medida que la Corrupción avanza en ellos, los engendros acaban reconociéndoles como parte de ellos. Estas criaturas acaban enloquecidas, pudiendo sentir la presencia de engendros si están cerca, o trabajando eventualmente como mano de obra, creando armas, armaduras y fortalezas primitivas. Otros envenenados por la Corrupción no sobreviven a ella. En cualquier caso, lo más piadoso que se puede hacer con alguien infectado es darle muerte en el caso más extremo o, en el caso de que haya Guardas Grises cerca, rogarles que les lleven con ellos para ingresar en su Orden.
Etiquetas: ambientación, cultura común, historia
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